sábado, 3 de junio de 2017

Hace unos días leía estas palabras: "La escuela acaba separado a las personas de su propia capacidad de aprendizaje para que finalmente dependan de la autoridad de las instituciones y de los expertos, de la tecnocracia. (...)Al final se acaban perpetuando las situaciones de injusticia social y económica gracias a las escuelas."

Estas son palabras  de Francisco José Cuevas Noa, de su obra Anarquismo y educación (Cuadernos Libertarios núm. 11 de Fundación Anselmo Lorenzo), que no hicieron sino de resonancia en mis adentros como aquel rayo con el que comparaba Miguel Hernández a la Revolución. La educación actual se reviste de nuevos ropajes, a sabiendas que su estructura no sirve sino a un propósito: el de la reproducción social y el modelo capitalista. Con esto no quiero decir que no existan experiencias paidocéntricas en donde el niño se convierte en el protagonista de su vida y sus aprendizajes, pero las nuevas corrientes pedagógicas están recubiertas de un halo edulcorado que  no varía su primera y última intención. Ya Pedro García Olivo en sus Escrituras Ahuyentables I lo advierte de un modo radical: "nada cabe esperar de las experiencias escolares alternativas, nada desde el punto de vista de la 'resistencia' capitalista...Mi corazón me dice que lo 'libertario' en la escuela no es 'reformarla' y 'preservarla' sino 'convulsionarla' y abandonarla."

Es interesante documentarse al respecto, puesto que el abanico de ofertas pedagógicas es amplio y, en ocasiones, son muchas las mutaciones que genera: escuelas de educación libre, escuelas donde el centro del aprendizaje son las lenguas extranjeras, escuelas expertas en pedagogía sistémica, escuelas punteras en el uso de las TIC,  escuelas de enfoque tradicional, etc. Sin duda es un amplio debate o quizá debiéramos decir una ardua investigación,  aquella que nos lleva a rebuscar en estas propuestas para buscar su finalidad, sus pretensiones, sus conexiones, etc. Creo que a través del conocimiento y la escucha al niño es la manera más genuina de elegir una de esas propuestas para posicionarse en un paradigma u otro, y aún a sabiendas de que la escuela es un microcosmos social, pensar en qué tipo de sociedad proyectamos a futuro. 


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