miércoles, 12 de octubre de 2022

La hipernormatividad como síntoma de que todo va bien y, es más, de que lo hacemos bien. ¿En qué momento nos hemos convertido en generadores de nuestras propias trampas? Si bien las direcciones de los centros educativos están siguiendo a pie juntillas las indicaciones de las direcciones generales de educación, cosa harta cuestionable. La bola de nieve llega a los que estamos en primera fila, en la atención directa al alumnado. Está llegando un aluvión de personas que eligen la docencia como salida profesional, pero que se están alineando al discurso normativo de la educación que utiliza al alumnado y sus logros como cifras, diagramas, estadístics y gráficos...

Es muy preocupante desde el punto de vista profesional que dichas personas hayan asumido como válido el discurso normativo y como única dirección en la que remar. Es más preocupante cuando se trata de sectores donde se trabaja sobre aquello social, lo que nos une, lo que nos identifica. Intervención Sociocomunitaria o Servicios a la Comunidad, en el ámbito de la FP, están cayendo en picado hacia esta espiral inquietante y estúpida de la lógica empresarial. Es precisamente en estos lugares donde se debe de crear el más alto espíritu crítico, donde se deben de generar debates abiertos, donde las refleiones deben de guiar las acciones educativas. Y nos encontramos con tablas de indicadores, gráficos de resultados y diagramas de flujo hasta para ir al lavabo. Lo patético de todo ello es la asunción de estas directrices como únicas y no cuestionables. Rara vez en el  tejido social se han producido cambios por seguir la norma impuesta desde el sistema. Por eso es terrorífico que estas personas estén hablando en sus temarios de respeto, vínculo, asociacionismo, paradigmas, clases sociales, mediación comunitaria, tejido social, cambio, etc. cuando son incapaces de cuestionr nada y mucho menos de generar debates. 

Todo ello podriía tener como causa un estado del bienestar que se ha colado en nuestra piel y que destilamos en cada exhalación como si fuese un derecho propio o un reflejo como el de respirar propiamente. Si me ciño al guión no pierdo nada y puede ser que incluso encuentre personas por el camino con quien identificarme e incluso quejarme (nunca construir nada porque ello implica cambio). Si cuestiono el guión...malo...puedo llegar a perder mi status dentro del grupo y si me acompañan, que no tendremos esa suerte, será de nuevo desde la queja y el "es que no podemos hacer nada". Maldigo a quienes hablan así por los pasillos y las salas de reuniones de los centros educativos, porque son los responsables de que el paradigma social se estatice o deje de respirar el oxígeno y el vaivén del cambio y la fluctuación natural de la suma de deseos de quienes lo componen.

Es indignante que esas personas que se atañen a un paradigma empresarial basado en resultados y cifras hayan elegido esta profesión que algunos defendemos y vivimos con pasión. Porque, además, son responsables de poner freno a lo que es genuino en educación: la reflexión.




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