Empieza un curso nuevo (suena anuncio radiofónico de grandes almacenes) y de nuevo nos encontramos con las caras cubiertas, sin saber si nuestros alumnos y alumnas nos sonríen, manteniendo distancia y con el gel hidroalcohólico mirando de reojo, porque ya no es tan imprescindible.
Lo que sí es imprescindible es verles las caras a esos muchachos y muchachas que por segundo año consecutivo deben llevar un tapabocas (simbólica la palabra) en un lugar donde la palabra es la que reina la cotidianeidad.
No llego a acostumbrarme a que esta situación se cuele en las aulas sin ningún tipo de respuesta por parte de los docentes (algunos decentes y otros....) que estamos cada día en clase. Y las familias...¿qué?
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